Recuerdos. Pasado. Oscuro, o quizás no tanto. Pasado, lleno de recuerdos, de lecciones. Pasado.
Recuerdos. Momentos. Risas. Lloros. De todo. De más y de menos. Personas. Amistades, que desaparecen a medida que creces.
Pasado. Que el mañana de ayer, es el hoy del mañana. Tiempo, que pasa y no para. Que sigue, con o sin de todo.
Pasado. Que solo debes recordar lo bueno, lo que te hizo crecer, madurar, aprender; y olvidar lo malo, eso que un día te hizo daño. Y es que, el pasado está lleno de errores, de lecciones. De todo un poco. De lágrimas por personas que hoy no están y que en su momento te hicieron feliz pero con el tiempo te querían destruir. Está lleno de lágrimas. Lágrimas por esas personas que solo te hicieron sufrir, o de lágrimas por personas que se fueron lejos, muy lejos, y te cuidan desde ahí; o de lágrimas de alegrías. Y estas últimas son las que se deben recordar cuando giras la cabeza y echas un vistazo atrás, aunque sepas que no volverán, da igual.
El pasado será hoy en el día de mañana. Y no tenemos que darle real importancia al pasado.
Lo que nos interesa, es el presente. Nuestra gente, la que tenemos ahí, cerca, la que no se va, ni nos miente, la que nos cuida y nos protege, la que nos demuestra que de verdad nos quiere. Y es que nuestro presente lucha por un futuro mejor, que al fin y al cabo se convertirá en un pasado también.
Y todo es cuestión de tiempo. Sí, él lo controla todo. Cada instante. Nuestras vidas y nuestras muertes. Nos controla hasta morir, hasta dejarnos ausentes.

No hay comentarios:
Publicar un comentario