
Cuando no tienes ganas de nada, cuando te despiertas con mal pie. Cuando sabes que hoy no es tu día, y que ni tus mejores amigas te van a entender. Es ahí cuando te das cuenta de que en tus manos está salir adelante. Es ahí cuando tienes que relajarte por ti misma, controlar tu miedo y todo lo demás. Cuando tienes que sonreir como sea, para que al día siguiente todo vaya bien.
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