
Es cuestión de esperar a que llegue. No de buscarlo cuando estás sola. Es cuestión de que aparezca esa persona y te haga sonreir como nunca nadie lo ha hecho. Que te haga feliz con tan sólo un beso, o un simple abrazo. Que esté ahí siempre, cuando más lo necesites.
Que te entienda cuando tienes tus días negros, y que se alegre cuando tienes tus días llenos de luz.
Es cuestión de saber esperar, de dejar que llegue. Y entonces, no permitir que se te escape.
Es cuestión de quererlo de todas las formas que puedas. Y de que todo salga bien. Cuestión de darlo todo. Tú y él.#
No hay comentarios:
Publicar un comentario