Cuando piensas que nada puede ir peor y que no te queda nadie, llega ella, te coge de la mano y te lleva a un sitio que solo ella y yo conozcamos, a un sitio donde nadie nos pueda molestar. Y entonces me hace gritar, y me hace ver que la vida no está hecha para pensarla, sino para difrutarla... Es cuando me doy cuenta de que nadie se podrá comparar a ella, porque lo es todo para mi, y si ella me falta, no sabría cómo hacer para sonreir como cuando lo hago con ella.
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